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sábado, 12 de junio de 2010

Príncipe de Persia - firma invitada: Cristina Hansen

Nadie mejor que una empedernida jugadora del juego original para comentar su adpatación al cine. Con ustedes, Cristina Hansen:

El príncipe de Persia y las arenas del tiempo

Todavía recuerdo aquellos ordenadores (386, con pantalla en naranja y negro) en los que jugaba al “Príncipe de Persia”. Era un juego de niveles, y en cada uno de ellos un machanguito (el príncipe) tenía que correr, saltar y esquivar trampas, sierras, y cuchillos para llegar al siguiente. Al final de todos los niveles estaba la princesa por la que había que luchar. Este juego, imperecedero con sus sucesivas versiones, es el que acaba de ser llevado a la gran pantalla, producido por Jerry Bruckheimer (Piratas del Caribe, La Búsqueda). Así que fui al cine intrigada por cómo han podido plasmar un videojuego en una película, y por volver a ver a mi héroe de juego de ordenador en la gran pantalla.

Aunque no podamos decir que es una gran película, sí que es una buena película de aventuras. Es más: entre el argumento y la acción se consigue recrear muy fielmente la sensación del juego. Me explico. Ya desde las primeras escenas tenemos al príncipe corriendo, saltando entre casas, caminando sobre maderas que sobresalen. A veces le da la sensación a uno de tener que apretar espacio más flecha para que logre saltar lo inimaginable. Estas hazañas del juego se repiten a lo largo de la película.

No sólo eso, la propiedad de la daga de volver atrás en el tiempo recrea estupendamente la posibilidad de repetir la jugada de cualquier juego de ordenador (pierdes una vida y vuelta a empezar, con la experiencia ganada del anterior intento: es exactamente lo que le ocurre al protagonista en la película), con un sorprendente final que descansa precisamente sobre esta sensación de volver a jugar el juego para llegar al final deseado.

Bajo mi modesto punto de vista, habiendo jugado bastante poco a juegos de ordenador, me parece una magnífica adaptación de las sensaciones de jugar convertidas en una película de acción, igual que el Hulk de Ang Lee supuso, al margen de la calidad de la película, una fantástica manera de adpatar al cine la sensación de estar viendo un cómic.

Si te gustó jugar al Príncipe de Persia, esta es tu película.

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