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sábado, 27 de abril de 2013

Hotel Transilvania

Prometía mucho el planteamiento de esta película -- los distintos personajes de la literatura clásica del terror refugiándose del acoso de los seres humanos en un inexpugnable castillo utilizado como hotel para estos seres.

Los autores de esta película, sin embargo, se quedaron demasiado satisfechos de sí mismos por la idea y se han limitado a ensartar una historia demasiado simple que se queda tremendamente corta. En cuanto a metraje esta falta de guión se ve compensado por un exceso de golpes de humor ingenioso que son tantos y tan concentrados que al final uno no disfruta porque no hay modo de saborear de uno de ellos sin verse  bombardeado por otro y sin quedarse con la sensación de que se le han escapado a uno varios más. 

El resultado es una película estridente, no solo en cuanto al sonido --que lo es-- sino en lo visual y en cuanto al contenido. Y es que parece que además han caído en la ya vieja trampa de excederse en los efectos destinados a la versión en 3D. 

También se hace patente un desequilibrio que no me había encontrado antes: Hotel Transilvania tiene un guión en el que uno de los personajes habla muchísimo más que los demás. Esto, que de otro modo habría pasado inadvertido, se hace evidente porque quien lo hace, el protagonista conde Drácula, habla con un fuerte y forzado acento. En un personaje que interviene solo ocasionalmente sería gracioso, pero estar sometido casi permanentemente a ello se hace poco soportable...

De las dos propuestas del pasado Halloween me quedo, por tanto, con "la otra", es decir Paranorman.

The Host (La huésped)

Interesante aproximación al género de los extraterrestres, una vuelta de tuerca más a los ladrones de cuerpos y similares versiones de las invasiones de alienígenas que no atacan con láseres o grandes batallas sino apropiándose de los cuerpos o las mentes de los seres humanos.

Tampoco es nuevo el planteamiento de que el planeta Tierra necesita ser salvado de la plaga de los seres humanos, principal amenaza a su "salud" global, pero en este caso no es una cuestión ecológica. En The Host lo que hay que salvar de los seres humanos es la propia sociedad, la convivencia civilizada, en contraposición a la permanente presencia de hostilidades, guerras y agresividad con la imbuimos.

Como algo tiene que perderse en la adaptación al cine de una novela, en este caso es todo el análisis de cómo son y viven esos extraterrestres, el cual en el libro de Stephenie Meyer es mucho más detallado e interesante. Y es que aunque la saga Eclipse de la misma autora se centraba en un público adolescente, The Host se dirige a un público mucho más general, aunque dudo de que los encargados del marketing de la película se hayan dado cuenta, visto lo visto.

En conjunto, una buena película que se deja ver y entretiene.

Robot & Frank (Un amigo para Frank)

Una película sencilla, sin pretensiones, que quizás por eso resulta especialmente amable y gratificante. No esperen un despliegue de efectos y tecnología - se nota a la legua que el robot protagonista tiene una persona dentro - pero sí un buen repaso a las cuestiones éticas candentes de la robótica. 

Sin embargo, y aunque a muchos así les parezca, la verdadera reflexión que nos presenta no es sobre el papel de los robots en la sociedad. Como ocurre con casi todas las películas sobre inteligencia artificial, incluso grandes clásicos como Blade Runner, en el fondo la reflexión se centra en el ser humano y cuál es su esencia. 

La diferencia con respecto a las anteriores que hace a Robot & Frank especial es que no se centra en las emociones y la inteligencia --temas recurrentes en este género-- sino de manera muy original en la memoria. El paralelo entre el robot y el propio Frank está en la cuestión de la pérdida de la memoria y nos deja sobre la mesa una inquietante y actual cuestión: ¿es menos persona o deja de ser quien era, quien sufre de demencia senil o alzheimer?

a riesgo de ser demasiado categórico yo afirmara que una lectura diferente y más superficial de esta película la despojaría de su más profundo valor y se quedaría en lo anecdótico.